martes, 9 de agosto de 2011

Marihuana

La marihuana es la droga ilícita de abuso más frecuente en los Estados Unidos. Es una mezcla de color café verdoso de flores, tallos, semillas y hojas secas y picadas de la planta de cáñamo, Cannabis sativa. La principal sustancia química activa en la marihuana es el delta-9-tetrahidrocanabinol, también conocido por sus siglas, THC.
La marihuana generalmente se fuma en forma de cigarrillo (llamado “porro”, “canuto” o “churro” en español o “joint” en inglés) o en una pipa. Además se fuma en “blunts”, que son puros o cigarros a los que se les saca el tabaco y se rellenan con marihuana. Ya que el “blunt” mantiene la hoja de tabaco usada para envolver el cigarro, este método de administración combina los principios activos de la marihuana con los de la nicotina y otras sustancias químicas dañinas. También, la marihuana se puede mezclar con comida o ingerirla como infusión. Su forma más concentrada y resinosa se llama hachís y cuando está en forma de líquido negro pegajoso se conoce como aceite de hachís.* El humo de la marihuana tiene un olor pungente característico, que es usualmente agridulce.
Los científicos han aprendido mucho sobre cómo el THC actúa en el cerebro para producir sus diversos efectos. Cuando se fuma la marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones al torrente sanguíneo, que lo transporta al cerebro y a otros órganos del cuerpo.
El THC actúa sobre sitios específicos en el cerebro llamados receptores de canabinoides, disparando una serie de reacciones celulares que finalmente terminan en el “high” o euforia que algunos consumidores sienten cuando fuman marihuana. Algunas áreas cerebrales tienen muchos receptores de canabinoides; otras tienen pocos o ninguno. La mayor densidad de receptores de canabinoides se encuentra en las partes del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, las percepciones sensoriales y del tiempo, y el movimiento coordinado.

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